Hasta hace muy poco que ha aprendido inglés, a leer y escribir, era analfabeta. Nunca recibió formación de danza, pero fue coronada como la mejor bellydancer del mundo en Dallas, Estados Unidos.
Se casó a los catorce años por primera vez y ha tenido cinco matrimonios y tres hijas. La más pequeña es una niña que adoptó Tahia Carioca y que al morir su madre adoptiva, Fifi ha criado como si fuese suya.
Su temperamento y actitud provocativa la han llevado a cambiar constantemente de representante artístico, a ser un personaje célebre y polémico, y a tener problemas con las autoridades musulmanas, pasando por los tribunales en varias ocasiones. Es también muy conocida por su generosidad y por las obras de caridad que realiza con los más necesitados.
En el 2004 dejó la danza, aunque su éxito la convirtió en una de las mujeres más ricas de El Cairo, por lo que nunca sale sin guardaespaldas.