La famosa bailarina libanesa Badia Masabni, que buscaba nuevos talentos para su Casino Opera , reconoció su valía y la contrató para bailar en su grupo, cambiando su nombre real por el nombre artístico de Samia Gamal.
Más tarde, dado su gran talento, pasó a actuar en solitario y en su primera actuación, Samia olvidó la coreografía y abandonó el escenario abucheada por el público, pero fué obligada a salir de nuevo a pesar de estar aterrorizada y comenzó a improvisar, terminando su actuación con una sonada aclamación. Asi fué como comenzó su carrera actuando como solista una vez por semana.
Fué en el casino donde se enamoró del músico libanés Farid el Atrash, que componía música para ella. Cuando Farid comenzó a producir películas, Samia interpretaba y bailaba todas sus canciones. Ambos se hicieron muy populares en Egipto y en otros paises árabes como Líbano y Siria. Farid sin embargo se negó a casarse con Samia si esta no dejaba el baile, diciéndola que sería una vergüenza para su familia, y la relación se rompió.
Tiempo después Samia se casó con el millonario Sheppard King, que se convirtió al Islam por ella. Tardó poco tiempo en regresar al Cairo a trabajar con Farid. Después se casó con el actor Rushdi Abaza, con quien tuvo una hija y se divorció a los diecisiete años. Se retiró en 1972 con sesenta años, a pesar de recibir múltiples ofertas en Europa y América como maestra, sin embargo volvió a bailar con setenta años hasta casi el final de su vida.
Introdujo muchas novedades en la danza del vientre. Su estilo era una mezcla de danza árabe, latina y occidental, con mucha influencia del ballet clásico, ya que recibió las enseñanzas de una bailarina rusa para ejecutar giros, arabescos y mover mejor sus brazos y el velo, que fué una importante aportación a sus bailes. Impuso modas como bailar con zapato de tacón alto aunque también lo hacía descalza. El rey Faruk la nombró "Bailarina Nacional de Egipto" y muchos la consideran la bailarina más grande de danza oriental de la historia.
Murió el 1 de diciembre de 1994 en El Cairo sin que la noticia tuviese mucha importancia y solo acudió a su funeral la bailarina y amiga suya Tahia Carioca. Dejó un legado de más de ochenta películas como protagonista, además de un estilo que sirvió de referencia a muchas bailarinas y que cruzó fonteras llegando a Hollywood y a las escuelas de Europa.