El Zaar es una danza ceremonial popular egipcia que se realiza con el objetivo de curar a los enfermos del alma, lo que vendría a ser una especie de exorcismo donde se trata de calmar a los malos espíritus y demonios que causan el mal y asi cambiar la suerte del afectado consiguiendo que estos le dejen tranquilo.
El zaar lo suelen hacer en el patio de la casa del enfermo. Tradicionalmente el baile lo realizan exclusivamente mujeres, concretamente siete y el público que asiste y anima con palmas y zagharets, también es en su mayoría femenino.
Hay una mujer, que se supone que es la encargada de entrar en contacto con las energías inarmónicas, que dirige la ceremonia. Se coloca al enfermo en el centro de un circulo formado por las bailarinas, guardando un gran respeto por las corrientes energéticas y se sacrifica un animal con cuya sangre se mancha la ropa del enfermo. Despues comienza el baile al ritmo del ayub lentamente, y va subiendo su intensidad. Las bailarinas mueven la cabeza de un lado a otro o girándola, dando latigazos con su pelo al son de la música de percusión, llegando a una velocidad frenética, donde hiperventilan, entran en un estado de conciencia que les lleva al trance y suelen acabar muchas veces desmayadas. Se entiende que con el trance se calma al espíritu maligno y se procede entonces a cambiar la ropa sucia del enfermo por otra limpia terminando asi la ceremonia.
La danza era transmitida de madres a hijas, pero con la llegada del la ley islámica , la danza fue prohibida en Egipto, quedando relegada a circulos reducidos y privados. Hoy en día se baila como exhibición, con músicos especialistas de este ritual y generalmente gratis.
En la actualidad la bailarina que hace esta danza porta en ocasiones un pequeño brasero de mano con borkhul, una especie de incienso aromático, o va acompañada de un hombre que bendice su cabeza con dicho incienso.Quien ejecuta este baile sabe lo dificil que es representar la intensidad y dramatismo de esta ceremonia y convertirla en baile.
Esta danza también puede ser vista en países como Sudán, Etiopía, Somalia y en Túnez, donde es conocida como Stambali.
El ritmo del ayub se utiliza a veces en la música oriental, introducido en una parte de la canción donde la bailarina imita los movimientos del zaar, y seguramente nos resulte familiar, pues ha sido la base para el famoso regaeton.