Amir Thaleb
El bailarín Amir Thaleb nació en Argentina, en la ciudad de Mar de Plata, el 25 de noviembre de 1963 en el seno de una familia media de ascendencia siria por parte de padre y española e italiana por parte de madre.
Hijo de bailarín arabe, subió un escenario por primera vez con tan solo tres años y aprendió danza de la mano de su padre José Ape. Ha tenido además otros maestros como Ricardo Novich, Beatriz Shkraiber, Ricardo Rivas y Héctor Louzau de Argentina,Yousry Sharif, Mahmoud Reda, Farida Fahmi y Raqia Hassan de Egipto, Nahme Nahme del Líbano, Enric Castan de Barcelona y Adolfo Andrade de Francia.
Con 16 años se mudó a vivir a Buenos Aires, pero regresó nuevamente a Mar de Plata obligado por sus padres, y fué a su vuelta cuando conoció a un grupo de chicas con las que formó un conjunto de baile, que con los años pasaría a ser la Arabian Dance Company, grupo que creó y que dirige, recorriendo los escenarios más importantes de Argentina y de otros paises.
Ha bailado en distintos paises de todo el mundo obteniendo un gran reconocimiento y admiración además de varios premios como el “Michael Borowsky” otorgado por la UNESCO en 1988, “Ugarit” y “Khalil Gibran” otorgados por la comunidad árabe de Argentina en 1999, “The best new star” otorgado por Giza Academy Awards de Estados Unidos en 2001, “Appreciation Award” otorgado por Taiwán Belly Dance Association en reconocimiento a su contribución de la Danza Oriental en Taiwán en 2008 o el premio por su trayectoria concedido por el Conseil International de la Danse de la UNESCO en 2008.
Ha bailado, además, junto con las más importantes estrellas de la Danza Árabe en Medio Oriente, como Nagua Fuad, Mahmoud Reda, Farida Fahmi, Tito, Randa Kamel, Dina, Ahmet Luleci, Raqia Hassan, Jillina, Aziza, Virginia, y ha desplegado su danza junto al más importante violinista árabe, Abud Abdel Al, entre otros importantes artistas.
Su estilo, muy personal, es carismático y sensual, apoyado en las raices más autóctonas pero al mismo tiempo vanguardista contemporáneo. Posee una magia sensible que atrae de una manera muy especial, incluso al público más escéptico.
Tiene su propia escuela internacional, la Arabian Dance School, que ha sido premiada por la CIAD, como la mejor escuela profesional de Sudamérica.