Cosillas sobre la formación en la danza oriental y tribal

Backbend de Rachel Brice

Estos días han ido surgiendo una serie de pequeñas anécdotas o charlas con mis maestros que me han llevado hasta aqui para hablar de algunos detalles en cuanto a la formación que no quiero callarme, porque creo que es interesante que los conozcan las personas que comienzan a dar sus primeros pasitos en esta nuestra danza.

Me preguntaban no hace mucho ¿qué hay que hacer para tener una carrera de danza oriental? y de verdad que en ocasiones no puedo evitar esbozar una sonrisa y que me venga a la mente un montón de muchachitas vestidas a lo bellydancer compitiendo en una maratón. Y es que parece como si la gente solo estuviese interesada en correr y correr, pero no en aprender.

Aqui en España, mi país, la danza oriental y tribal además no está reglada y por muchas carreras o titulitis que quieran venderos, lo cierto es que lo único que debe importaros son los conocimientos que vais a adquirir.

Hay una especie de competición por ver quien es el que más títulos o diplomas obtiene sin pararse dos minutos a plantearse el verdadero valor formativo que tienen detrás estos títulos, y una especie también de pugna por ver quien tiene el maestro más famoso o colección de los mismos. Pero un maestro no nos va a enseñar más ni mejor por el hecho de ser famoso, hay grandes maestros que no son tan conocidos, no porque no sean buenos, sino porque quizás no se han promocionado, muchas veces porque tampoco lo creen oportuno o necesario, o porque prefieren hacer de su profesión algo más cercano y familiar, o por muchas otras razones. Y de la misma forma hay maestros que tienen mucha fama como artista pero que luego no saben transmitir o directamente no se molestan en hacerlo, se limitan a demostrarte lo bien que lo hacen ellos y ala, a ver si los pillas al aire.

Muchos titulos por ejemplo se otorgan simplemente por pagar la asistencia a un curso o taller donde no se examina al alumno o no se comprueba si ha asimilado la información y por supuesto cada persona es un mundo, no todos tenemos el mismo ritmo de aprendizaje, ya os podéis ir despidiendo todos de ese concepto que tienen muchos de que x años de aprendizaje corresponden a tal nivel y que cuando lleve tantos años en esto ya soy automáticamente profesional de la danza, las cosas aqui no funcionan asi.

¿Quieres saber de verdad cuando habrás terminado de aprender? pues bien, la respuesta es nunca, no importa incluso que ya lleves muchos años incluso como profesional, la realidad es que la danza evoluciona constantemente y por tanto uno nunca puede dejar de aprender o de investigar.

Me gustaba mucho una frasecita que le escuche creo que a mi querida ciberamiga La Torbellina del Sahara que decía algo asi como que pobre de la que porque ya sabe bailar bien se piensa que ya lo sabe todo, porque entonces es cuando estará acabada.

Muchas veces sucede además que esas grandes bailarinas y maestras que todos admiramos también se equivocan en su forma de enseñar, y no es porque nos enseñen mal a drede, sino porque ellas mismas han tenido que evolucionar e ir descubriendo la danza, o esas posturas que nos decían que eran correctas y que han probado en sus propias carnes descubriendo luego que no eran las apropiadas, por eso aunque uno se haya formado por ejemplo en fusión tribal con Rachel Brice, por poner solo un ejemplo, cuando acude al cabo de los años a aprender de nuevo con ella verá que su discurso puede haber cambiado, Rachel no recomienda los backbend de sus inicios, se llama evolución, y es por esto y otros motivos por los que uno siempre tiene cosas que seguir aprendiendo.

Es bueno incluso ir cambiando de maestros, no solo por enriquecernos con diferentes estilos y formas de ver las cosas, sino también porque a veces la evolución de estos no sigue el mismo camino que nosotros deseamos recorrer, eso no les convierte por supuesto en malos maestros, simplemente todo tiene su tiempo y en ocasiones tenemos que saber reconocer cuando no estamos en el sitio correcto, de hecho luego las cosas pueden seguir evolucionando y que te toque volver con esa misma persona porque vuelve a ser de nuevo el maestro que necesitas. Recuerda que no solo tu maestro cambia, tu también lo haces.

La gente también está demasiado preocupada por el nivel en que está cuando acude a clases, pero su preocupación debería ser si aprenden o no, y si se hace por hobbie si disfrutan o no. No nos tiene que dar miedo meternos a aprender en clases que tienen un nivel menor del que creemos tener porque muchas veces también podemos aprender mucho en ellas. Os pongo por caso, yo misma me he metido tanto a clases de mayor nivel como de menos nivel que el que se supone que tengo, en las de mayor nivel puede que no pille un montón de cosas pero a veces el objetivo no está en quedarse con todo, sino en llevarse algo nuevo a casa que merezca la pena aunque solo sea el hecho de comprobar que eso no es lo tuyo, y otras he ido a clases de menor nivel y también he aprendido, porque a veces olvidamos cosas y está bien repasarlas, o las aprendemos viciadas y hay que corregirlas, o cambiamos de maestro y como cada uno tiene su propio estilo personal nos puede descubrir cosas nuevas incluso en un mismo movimiento.

Y luego está el tiempo, aysss que esclavos somos del tiempo, vamos con la prisa a todas partes, desde luego si el tiempo no existe tiene tela la importancia que le estamos dando. A mi me hace mucha gracia cuando la gente dice de fijar un tiempo de aprendizaje cuando ni siquiera son dueños de saber como se levantarán ellos mismos mañana, cada día es un mundo y cada persona un universo.

Hay quien por ejemplo se va a un taller de velo y ya se piensa que sabe bailar con velo, hombreee un poquito de coherencia, el taller tendra su valor, por supuesto, pero es en la formación continua donde evolucionamos mejor, los talleres solo nos ofrecen herramientas para seguir explorando y hay que recorrer mucho camino de trabajo y dedicación.

Pero tampoco quiero amargaros y que penséis que nunca vais a ser capaces de alcanzar un objetivo, por supuesto que con la formación uno va avanzando y llega un momento en que uno está suficientemente preparado como para desatar su arte e incluso hacerse profesional, objetivo que siempre me gusta recordar que no es el de todos, porque las razones que llevan a las personas a bailar son muchas, no solo ser maestra o bailarina de una prestigiosa compañía de danza profesional.