La sobrevaloración de lo exótico en la danza

Hoy quiero hablaros sobre otro tema que creo que puede ser interesante y que nuevamente me ha venido a la cabeza a raiz de otra nueva charla con Zahida que hemos tenido en el grupito facebookero, ya os he comentado que esta muchacha es de estas personas que yo tengo por ahi en mis circulos que le da mucho al coco con esto de la danza en ese sentido crítico y de debate que a mi tanto me gusta, de hecho en este aspecto me siento muchas veces identificada con ella porque a mi me pasa un poco igual , que siempre estoy maquinando y a veces somos un poco frikis de este mundillo de la danza oriental y tribal, aunque ahora mismo estoy un poco en baja forma, pero quien me conoce bien sabe aquello que me decía mi senseí de que tengo una mente muy ruidosa y que no paro nunca, y esto lo decía para bien y para mal.

Bueno, vamos a lo que nos ocupa, el tema de donde deriva lo que yo os quiero contar es la danza oriental o tribal masculina. Ya hace tiempo escribí por aqui otro artículo sobre ella que podéis consultar aqui.

Y es que a raiz de este tema ha salido la cuestión de si posiblemente a algunos bailarines de danza oriental o tribal se les estaba poniendo hoy en un pedestal frente a otras bailarinas que son mejores solo por el hecho de ser hombres.  Pues bien , mi opinión es que sí que es cierto que se está empezando a generar cierto aplauso a los hombres bailarines muchas veces solo por la valentía que algunos tienen que demostrar al meterse en un campo en el que han sido criticados durante mucho tiempo y donde tienen cierto exotismo por el hecho de ser poquitos, aunque bueno yo diría ahora que son menos, no poquitos, porque han proliferado mucho afortunadamente. 

El artículo lo escribí ya hace mucho, concretamente en diciembre de 2010, y hoy tendría que añadir muchas cositas a ese artículo , asi que creo que esta es una buena oportunidad para decir que hoy hay una tendencia a sobrevalorar el trabajo de algunos de esos bailarines por esta razón, pero también por otra cosa que creo que se esta confundiendo o al menos interpretando erroneamente desde mi punto de vista, y es que algunos de ellos suelen tener un mayor control muscular y eso parece como si estuviese eclipsando otros aspectos de la danza que tienen tanto valor o más que este. 

Creo que la danza hay que valorarla en su conjunto y no dejarse deslumbrar solo por un determinado aspecto. Evidentemente cada uno explotamos una cualidad que nos representa más o con la que tenemos una mayor facilidad , eso nos pasa a todos, y ninguno vamos a ser perfectos y a cumplir todas las cosas que puede tener la danza , pero no se puede tampoco relegar a peor o malo aquello que por darse en un mayor número de artistas se convierte en algo más común, a lo que le quitamos un valor que desde luego tiene, y subir a los altares a alguien, sea hombre o mujer, por tener alguna caracteristica digamos menos común. 

Sigo pensando que hay que fomentar más la danza en el sector masculino y normalizarla hasta ese punto en el que ya no distingamos entre el exotismo de ver a un hombre bailando y la normalidad de ver a una mujer, y podamos valorar ambas al mismo nivel fijándonos ya en otros aspectos y no en su sexo. 

Pero esto nos lleva también fuera de este tema de danza masculina o femenina, nos lleva a nuestro título, "la sobrevaloración de lo exótico en la danza", y es que para que la danza tenga calidad, tenemos que entornar un poco los ojos o ponernos unas gafas de sol para que no nos deslumbre ese exotismo y nos haga percibir algo vulgar como arte cuando posiblemente muchas veces este bastante carente de él. Tampoco es que esto sea malo ojo, a veces hay cositas muy vulgares que nos hacen pasar unos ratos estupendos y ole, eso también hay que valorarlo, pero flaco favor le hacemos a la danza si nos quedamos solo ahi a las puertas y no intentamos profundizar un poquito más para permitirnos  a nosotros mismos y a los demás disfrutar de un arte que se pueda desarrollar en todo su potencial y que evolucione y no involucione, y esto se consigue poniendo cada cosa en el lugar que le corresponde con justicia.

Lo que deslumbra, también nos lleva a descubrir cosas maravillosas, como ya sucedió por ejemplo cuando el mundo occidental descubrió las danzas orientales y quedó fascinado por su exotismo, a través del casino Badia, del cine, de la exposición universal de Paris que organizó Napoleón, de las Hoochie Coochie, etc, vamos, que a partir de algo que incluso inicialmente puede ser caótico o en vías de desarrollo, pueden surgir estilos, movimientos artísticos, grandes profesionales de un arte, obras maravillosas, etc, pero para ello debe haber un momento en el que se pasa del deslumbramiento a ver de verdad. No digo con esto por supuesto que todo lo arcaico fuese peor y lo nuevo mejor, para nada, entre lo antiguo hubo cosas fascinantes y cosas que no lo fueron , del mismo modo que ocurre con lo nuevo, donde también hay evoluciones dignas de tenerse en cuenta y que pasarán algun día a la historia y grandes mierdas que será mejor olvidar o recordar solo para no repetirlas.

Muchas veces sucede, por ejemplo en el campo de las fusiones tribales se da mucho, que se empiezan a desarrollar llamémoslos "estilos" aunque no lo sean exactamente, que se apoyan en la base precisamente del deslumbramiento exótico simplemente porque llaman al público que también se deja llevar por ese mismo deslumbramiento, pero en lugar de ser investigados, de estudiar su evolución, de mezclar sobre el conocimiento de sus ingredientes, se explota su momento de "moda" y se permite que pase sin más dejando vacio algo que quizás podría haber sido interesante de haberle prestado la debida atención, e incluso hay muchos que son una especie de cazadores de fortuna, de momentos estelares, oteadores de nuevos exotismos o novedades con los que hacer caja durante un tiempo y nada más, no pretenden construir nada, no se dejan llevar de una inspiracición, de la magia de la innovación creativa y no meramente interesada.

Por todo esto creo que es necesario que dejemos de sobrevalorar tanto el exotismo y otorguemos más valor a las cosas que ya conocemos, al menos que pongamos ambas cosas al mismo nivel simplemente para impedir ese deslumbramiento ciego del que hablabamos, que nos deslumbre el arte pero que sea un deslumbramiento consciente, con los ojos bien abiertos y permitiendo ver en profundidad, hasta lo más profundo del alma de cada cosa creada y su creador.