El compromiso dentro de la danza oriental y tribal

Algunas profesoras de danza oriental o tribal se quejan de que resulta muy complejo mantener sus escuelas abiertas en España por la falta de compromiso de sus alumnos y esto es una realidad que yo misma he podido comprobar en muchas ocasiones, por este motivo algunos plantean apostar por pagos trimestrales o anuales que les permitan tener un poco de tranquilidad a la hora de afrontar gastos en sus negocios.

Este es un tema del que hoy me gustaría hablar en este post, y es que muchas veces nos encontramos con intereses encontrados entre alumnos y profesores. La cuestión es que ambos sectores tienden a ver las cosas bajo su propio prisma sin tratar de ponerse en la piel del otro y cuando encuentran casos de gente que no actúa bien en su bando, suelen alegar que son excepciones que no justifican que los demás no tengan en cuenta su problemática, en lugar de prestar atención a las quejas que afectan al otro sector del cual dependen, pues no olvidemos que un profesor necesita alumnos que mantengan su negocio y un alumno necesita profesores que lo formen.

Se suele criticar mucho el hecho de que en España los alumnos no se dediquen en cuerpo y alma a esta actividad cuando acuden a una escuela de danza, y se quieren imitar modelos de otros paises, pero hay que tener en cuenta un factor muy importante, y es que en España la danza oriental y tribal no está regulada y dedicarse de forma profesional a ella no suele ser nada rentable, muy al contrario suele ser poco valorada y sujeta en gran medida, si se quiere vivir de ella, a complementarla con otras actividades profesionales. Desde esta posición es dificil que mucha gente quiera dedicarse profesionalmente a la danza oriental o tribal si no existe una gran pasión por ella. Esto por tanto hace que la gran mayoría de personas que se acercan a aprender esta danza lo hagan más por hobbie o por realizar una actividad física que para ser profesionales. A esto hay que añadir que las personas que se dedican a enseñar esta danza, al no estar sujetas a unos determinados requisitos mínimos de profesionalidad docente, proliferan muchas veces sin tener una preparación apropiada para formar a sus alumnos. Llenar por tanto una escuela de alumnos comprometidos que a su vez esten formados por un buen maestro, cada vez se hace más dificil.

No nos engañemos, muchas veces nos encontramos con que la gente tiene muy buenas palabras al principio, e incluso intenciones, pero luego a lo largo del curso estas van variando y afectan a los demás. Por lo tanto lo más recomendable, sobre todo para evitar posibles abusos por alguna de las partes, sería formalizar a través de un contrato la formación, desde luego si se busca algo de tipo profesional esta sería una fórmula más segura, pero las mismas escuelas no quieren verse atadas muchas veces a este tipo de compromisos, asi pues no hablamos solo de una falta de compromiso por parte del alumnado, sino también de las escuelas. Hay quienes dicen que lo suyo es denunciar cuando nos encontramos con un caso de abuso, pero por mucha razón que uno pueda tener, denunciar no es nada fácil tampoco en España, cuesta dinero y mucho tiempo, por no hablar de que uno tiene que poder probar su acusación y a veces esto resulta bastante difícil. Un contrato no nos garantiza tener todo ganado, pero siempre será una ayuda.

Pero no solo hablamos de dinero, muchas más cosas se ponen en juego ante la falta de compromiso, y aqui es donde entra en juego la información, y es que falta mucha información, la danza oriental y tribal en España es aún muy desconocida, se tienen muchos conceptos equivocados que es necesario corregir y no se puede pretender que todas las dudas se solventen solas. No se si alguien recordará aquella serie de televisión llamada Fama en la que la directora de la escuela de baile decía esta frase "Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor." y es que efectivamente asi es, hay que contar a la gente que empieza no solo lo bonito, que es lo que muchas veces hacen algunos profesores con la intención de fichar más alumnos, les ilusionan, los suben en una nube y luego ellos se caen decepcionados y frustrados, o abandonan y nos preguntamos ¿porqué? o le echamos la culpa a la crisis, no señores no, al alumno que llega queriendo ser un profesional hay que dejarle bien claro que hay que currar mucho y duro y que debe tener un claro compromiso si quiere llegar a algo, tendrá además que trabajar su cuerpo porque esta será su futura herramienta de trabajo. Pero también hay que tener claro si el profesor que le dice estas palabras al alumno está a la altura de ser maestro o simplemente es alguien que baila bien, y estar dispuesto a dejar volar a tu discípulo, no dejarlo atado egoistamente a nosotros como si nuestra escuela fuese una secta, no, un alumno que aspira a ser profesional ha de beber de muchas fuentes y llegado el momento también probar a dar el salto aunque se estrelle, hay que tener el valor de enfrentarse al público alguna vez y este no solo va a ser el que te aplauda sino también el que te abuchea y critica. Es lo que tiene subir a las alturas, que puedes ver las cosas más bellas desde arriba, pero también puedes caer, y cuanto más alto se sube, más dolorosa es la caida y más cuesta mantenerse.

Quien se dedique sin embargo a la danza de otra forma no profesional no tiene porque estar sujeto a un nivel de compromiso tan elevado y podrá permitirse muchas más licencias. Un alumno que utiliza la danza como hobbie será mucho más informal, si por ejemplo un día no le apetece o tiene una actividad más interesante, no le dolerá en prenda no asistir a clase. Tampoco necesitará un maestro muy técnico porque lo que necesita es alguien que se lo haga pasar bien, es más, pueden salir huyendo incluso de una escuela si esta enfoca la danza hacia el terreno profesional y es más dura, porque no quieren sufrir, quieren divertirse. Es el cliente perfecto de gimnasios o profesores que empiezan y no pueden ofertar aún una gran profesionalidad o experiencia, son muy inestables pero también más abundantes. Lo que sin duda es un gran error es tratar de llevar a este tipo de cliente al compromiso profesional porque desaparecerá como por arte de magia, asi pues si tu escuela quiere compromiso, no te dejes cegar por el atractivo de que llenarán tus clases con más facilidad, pues de la misma forma que las llenan también las pueden dejar desiertas.

En mi caso yo prefiero ser amateur y me dedico a bailar de forma más bien terapeutica, porque si, la danza tambien puede utilizarse como terapia, quizás no llegue nunca a disfrutar de muchas de las cosas que te da la fama, pero eso no quiere decir que no encuentre también muchos otros beneficios.

Cuando alguien acude a la danza como terapia su prioridad ha de ser la de sentirse bien. Esto para un maestro puede ser una tarea muy dificil, un alumno de este tipo planteará serios retos a su maestro y aunque su compromiso pueda ser firme, hay que tener en cuenta que los problemas de salud pueden hacer que falle en muchas ocasiones aunque también sea uno de los principales motivos para no desistir, sin embargo quienes se dediquen a este tipo de trabajo saborearán con gran satisfacción el orgullo que supone ayudar a sanar a alguien y aunque el camino de un alumno asi sea turbulento, lo cierto es que también será un camino más largo que el de cualquier otro alumno y por tanto también pueden aportar más beneficios a la larga, pues volarán mucho más tarde e incluso no volarán, porque su satisfacción no será solo la de aprender, sino la de acudir al centro como un inyector de energía.

Algunas escuelas siguen una fórmula que me parece bastante interesante para todos, se adaptan a distintos tipos de cliente, siendo más exigentes con los aspirantes a profesional y más flexibles con los demás, y ofertan clases sueltas, mensuales, trimestrales y anuales de forma que los precios van bajando en la medida que el pack elegido cubre clases durante más tiempo. Igualmente cuanto más grande es el número de alumnos dentro de un grupo el precio de la clase también baja siendo las clases particulares las más caras pero también las más personalizadas y productivas para el alumno, aunque no cubran el valor de las relaciones grupales que también tienen su atractivo.

Personalmente creo que la clave de que ambas partes puedan llegar a un entendimiento parte de la base de que haya comunicación entre ambas y que las cosas queden muy claras desde el principio, es decir, el maestro debe dejar claro el tipo de formación que ofrece, horarios que no fluctuen caprichosamente, precios y forma de abono de clases, descansos establecidos o vacaciones, instalaciones, vestuario, posibilidad de mostrar lo aprendido en actuaciones y cualquier otro tipo de servicios o valores  añadidos, y el alumno debe dejar claro también lo que está buscando, si quiere dedicarse a ello profesionalmente, de forma amateur o únicamente como hobbie, el tiempo que tiene disponible para la realización de dicha actividad, limitaciones físicas o psicológicas que el profesor deba tener en cuenta para la realización de la actividad y cualquier otro detalle que pueda afectar en la relación entre ambos.

En cualquier caso no debemos confundir nunca compromiso con respeto, pues uno puede respetar mucho a su maestro aunque no vaya a clase, eso si, si prometemos compromiso y luego no cumplimos caprichosamente, entonces estamos faltando al respeto al otro. Todo el mundo entiende que por razones de causa mayor, como por ejemplo un problema de salud, el fallecimiento de un ser cercano, un transporte que nos deja tirados, un accidente, o cosas asi uno falte a su compromiso con una disculpa, pero no decir que voy a clase o que bailo en tu festival seguro y luego dejar plantados a todos con sus correspondientes consecuencias negativas simplemente porque me apetecía más hacer otra cosa. Os invito a todos a ser respetuosos con vuestros profesores y vuestros alumnos si queréis que ellos os respeten a vosotros.