Me gustaría hoy incluir una entrada sobre este tema tras
haber leído el comentario de una amiga que definía un video de una niña bailando
danza oriental como “adorable pero grotesco” y comentaba que la danza del
vientre debería ser ilegal a ciertas edades. Los motivos expuestos tanto por
ella como por otras personas que opinaban eran básicamente que consideraban la
danza oriental como una danza “medio erótica”, un baile seductor que bailado
por un niño podía suponer una especie de incitación para pederastas.
Son tantas las ideas y argumentos que venían a mi cabeza que
me he decidido a abrir este tema aquí, ya que en otros sitios puede parecer un
libro gordo de Petete y me parecía interesante que el debate saliese a la luz y
no estuviese supeditado únicamente a una red social o una charla entre amigas.
Por supuesto no pretendo con esto hacer una especie de
afrenta a mi amiga, que no deja de haber expresado libremente su opinión, pero creo
que es necesario apuntar determinados detalles porque van unidos sin remedio a
la lucha que muchos llevamos mucho tiempo manteniendo por defender algunos
aspectos de la danza oriental.
Personalmente creo que la principal idea de base que
considero equivocada es la de que la danza oriental es una danza ligada al
erotismo, ¿y porque defiendo esto? porque si catalogásemos de erótico todo aquello
que a una persona puede provocarle excitación sexual entonces tendríamos que
definir así medio mundo. La danza oriental fue inicialmente una danza sagrada,
incluso era ejecutada por vírgenes, y estaba al margen de cualquier tipo de
invocación a la provocación sexual, si que era sin embargo un canto a la
sexualidad de la mujer, pero entendida esta desde otro punto de vista muy
diferente.
Las sacerdotisas que bailaban esta danza rendían culto a la
fecundidad, en aquella época la maternidad
era un don tan preciado que no ser madre era más bien entendido como un
gran sacrificio o una terrible desgracia. La danza no solo trabajaba el cuerpo
de la mujer, también trabajaba su espíritu. Hasta tal punto no era una danza
diseñada para el placer del hombre como muchos dicen, que en muchos países esta
danza no era contemplada por hombres precisamente respetando ese carácter sagrado.
Bien es cierto, que posteriormente la danza oriental, que
era un culto pagano, fue relegada por las religiones a los palacios de los
poderosos (las awalim) o al las calles de forma casi furtiva (las ghawazee),
convirtiéndola en algo mal visto y que si estuvo relacionado con el sexo e
incluso la prostitución.
A occidente se trajo además bajo una falsa etiqueta que solo
la contemplaba como un espectáculo exótico también de dudosa moralidad. Pero la
danza oriental es mucho más que todo eso y aparte de las danzas sagradas más
antiguas encontramos un amplio repertorio folclórico que es parte de la
tradición de numerosos países árabes y que son cultura, arte e historia dignos
de estar en lo más alto.
¿Deberíamos esconder nuestros niños porque existan enfermos
que ven en ellos un objeto de satisfacción y abuso sexual? ¿Tenemos que tapar
nuestros pies porque al fetichista le produce excitación? ¿Habría que prohibir
internet porque puede ser una herramienta para el crimen? ¿Deberíamos tapar la
desnudez de la Venus de Milo porque puede despertar los instintos de quien no
sabe apreciar su belleza como algo cultural? ¿Debe renunciar la mujer a
mostrarse en público por no encontrarse con los ojos del hombre que pueda
desearla de forma lujuriosa? Podrá haber muchas opiniones a este respecto,
tantas como estrellas en el cielo o más, pero la mía es que no.
El niño o la niña que baila solo debe cumplir una premisa, y
es que lo haga por diversión, que no sea una actividad impuesta sino un juego
más, que no se pretenda de él construir una maquina de perfección o mostrarlo
como un títere de feria que se maneja a antojo de los deseos de su progenitor.
¿Por qué algunos ven bien que los niños acudan a clases de
ballet, de sevillanas o de otros estilos de danza y se ve sin embargo mal que
bailen danza oriental? El problema no está en la danza, está en la suciedad con
que miran algunos ojos llevados de ideas preconcebidas o del desconocimiento de
lo que realmente es la danza oriental.
Pero claro, si ya algunos ven mal que baile danza oriental
un adulto, cuando lo hace un niño…. en fin, yo he estado en contacto con niños
que han acudido libremente a bailar esta danza y se lo han pasado de muerte, no
han incitado a nada, porque gracias a Dios quienes los contemplaban no estaban
juzgándolos sino disfrutando de su alegría y ellos mismos luego corrían hacia
sus padres pidiendo que los llevasen a aprender a bailar o a más espectáculos.
Hay quien dice, “es que no está bien que un niño muestre su
ombligo” y lo dicen como si estuviese casi desnudo, pero luego ven bien que el
niño esté en bikini o en un minúsculo bañador que muestra mucho más en la playa
o incluso muestran fotografías a sus familiares de sus bebés desnudos y no pasa
nada. Para mí eso es una gran hipocresía, y no funciona solo con los nenes, también
con los adultos.
¿Prohibir la danza oriental a ciertas edades? ¿Por qué nos
gustará tanto eso de prohibir? No lo entiendo.